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El Jack Russell que pasó 7 días atrapado bajo 45 toneladas de rocas

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La perrita de la foto se llama Jessie, es una Jack Russell de cuatro años que pasó una semana atrapada bajo 45 toneladas de roca, tras despeñarse por una grieta de 11 metros de profundidad.

Ocurrió un sábado, cuando el señor Steve Porter (dueño de Jessie), fue con su perrita a cazar conejos, algo habitual en la rutina de Steve y Jessie. Estaban de caza en el Monte Beckworth, entre Clunes y Waubra, cuando Jessie salió corriendo a un gato… Algo que no llamó para nada la atención de Steve, puesto que conocía bien la zona y la perrita siempre salía corriendo animales que encontraba en el campo.

No volvió enseguida, pero eso no era algo inusual, aunque al rato comenzó a oir aullidos de desesperación de Jessie, y entonces, supo que estaba en problemas. Sí, se había despeñando por una grieta de 11 metros de profundidad quedando sepultada por un montón de rocas que impedían que saliera por su propio pie…

Jessie sólo pudo mover sus patas delanteras y su cabeza, lo justo para pedir socorro.

Ante tal tragedia, su dueño no dudó ni un minuto y puso en marcha un plan de rescate, era necesaria mucha ayuda y (mucho dinero), había que mover toneladas de piedra.

Un equipo de cuatro personas, trabajó incansablemente, a veces hasta las 2 am, para mover la roca, centímetro a centímetro. Entre ellos algunos representantes del Servicio de Emergencias del Estado de Maryborough que, fueron capaces de mover una roca que pesaba alrededor de 20 toneladas, pero aún así, Jessie era inalcanzable.

Jessie, apenas era visible para su dueño, pero sabía que él estaba ahí. El calvario duró una semana… Y, allí estuvo Steve, pegado a las rocas, moviendo cielo y tierra para rescatarlo.

Su hijo Tom –junto al equipo de rescate- ya había comenzado a perforar la roca de granito sólido, pero el tiempo se estaba acabando, y mucha gente opinaba que era una locura, que era inútil intentarlo porque llevaría mucho tiempo y quizá Jessie no aguantaría tanto allí…

Pero Steve, no se rindió, llegando a incluso a contratar maquinaria específica para el trabajo con piedras, es decir una máquina hidráulica que consiguió traer desde Melbourne, capaz de levantar 95 toneladas. Pero aún, Jessie, no podía moverse.

Steve, en una entrevista relataba que, aunque con el alma hecha trozos pensó más de una vez en la posibilidad de sacrificar a Jessie, para evitarle

ese sufrimiento terrible, aunque la lejana mirada vivaz (aunque exhausta) de la perrita, le decía que debía seguir adelante y salvarla.

Finalmente, después de siete días bajo tierra, Jessie fue rescatada con una cuerda y un arnés especial, al que pudieron engancharla. Apenas llegó a la superficie, corrió en línea recta hacia el Sr. Porter y saltó a sus brazos.

«No podía creer que estuviese en tan buen estado!, Tampoco, ha podido creerlo el veterinario», dijo Porter.

Después de pasar la noche bajo observación en una Clínica Veterinaria, se publicó -el fin de semana- el estado –sorprendentemente- bueno, en el que se encontraba, Jessie.

En una entrevista que le hicieron al Sr. Porter, una vez pasado el calvario, preguntaron si volvería a ir de caza a pesar de lo ocurrido, y respondió que sí, que la perrita ya está deseosa de salir de aventura.

Aquí tenemos otra historia que merece la pena leer y tener presente. Nos ayuda a entender que el amor a los animales no tiene límites, y a su vez nos, estremece pensar, cómo es posible que exista el maltrato…

Un verdadero ejemplo.

Fuente: The Courier

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