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Historia
Los primeros registros escritos del Gato Burmés se remontan al siglo XIV. El Tamra Maew, un manuscrito de poemas e ilustraciones encontrado en Ayutthaya, la capital del Reino de Siam (actual Tailandia), data de este periodo. Este «tratado sobre los gatos» describe, entre otras cosas, al Rajá, un gato de cabeza redonda, cuerpo ligeramente fornido y pelaje chocolate muy sedoso: una descripción que se corresponde en todos los aspectos con el Burmés que conocemos hoy. Según la leyenda, era una de las 16 razas que vivían con los monjes budistas, que las consideraban sagradas.
Durante siglos confinado en su tierra natal, el gato empezó a extenderse internacionalmente cuando en 1930 un médico de la marina estadounidense, Joseph Thompson, trajo de Tailandia una hembra recubierta de chocolate, Wong Mau. Como el pelaje de éste era casi negro en las puntas (orejas, patas y cola) y de color chocolate en el resto del cuerpo, supuso que era un Gato Siamés. Sin embargo, las pruebas genéticas desmintieron esta suposición y establecieron que se trataba de una raza distinta. Fascinado por la belleza de este animal, Joseph Thompson decidió iniciar un programa de cría con otros entusiastas. Así nació el Gato Burmés americano, un gato de cabeza redonda y cuerpo ligeramente fornido.
Los Burmeses no llegaron a Gran Bretaña hasta más tarde. No fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial cuando los soldados que regresaban de Birmania trajeron algunos gatos pardos. Los criadores que se enteraron del desarrollo del Gato Burmés americano en Estados Unidos y Canadá se interesaron por estos gatos e iniciaron un programa de cría.
Se pusieron en contacto con los criadores estadounidenses para que éstos les enviaran algunos ejemplares. Entre 1949 y 1956 se realizaron algunas importaciones que permitieron ampliar el acervo genético, que de otro modo corría el riesgo de ser insuficiente debido al reducido número de sujetos.
El programa fue un éxito: a partir de la tercera generación, y más concretamente en 1952, la raza fue reconocida por el Governing Council of the Cat Fancy (GCCF), la organización felina británica. Se distinguía del Burmés criado en Estados Unidos por su cabeza más triangular y su cuerpo menos fornido.
La primera norma sólo especificaba un color de capa: el chocolate. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y se criaban más gatos, aparecieron otros colores en las camadas y líneas. Así, el primer individuo azul nació en 1952, y le siguieron en los años siguientes otros con pelaje rojo, crema, carey o incluso lila en 1971. Los criadores siguieron desarrollando la raza incorporando estos colores adicionales, que fueron reconocidos en las sucesivas actualizaciones del estándar de la raza.
Sin embargo, hasta finales de la década de 1960, el acervo genético del Gato Burmés europeo siguió siendo muy reducido, lo que limitó su desarrollo. En 1969 se pudieron organizar de nuevo las importaciones, esta vez desde Canadá, que contribuyeron en gran medida al desarrollo de la raza.
Además, la raza se extendió con bastante rapidez a la mayor parte de Europa occidental. Así ocurrió, por ejemplo, ya en 1956 en Francia y en 1970 en Alemania.
La cría del Burmés se ha desarrollado paralelamente, pero de forma algo diferente, en Estados Unidos y Gran Bretaña, respectivamente. Esto explica una cierta divergencia entre las líneas norteamericana y europea.
Así, el Gato Burmés americano, también llamado Burmés contemporáneo, tiene una cabeza más bien redonda, una nariz más bien corta y un cuerpo algo fornido.
El Gato Burmés europeo, también conocido como Burmés tradicional, tiene una cabeza más triangular, una nariz más larga y un cuerpo más delgado.
Esta heterogeneidad divide a los criadores y a las instituciones. Por ejemplo, el Governing Council of the Cat Fancy (GCCF) se ha negado a registrar ejemplares procedentes de Estados Unidos desde 1980, para preservar las líneas tradicionales inglesas.
La controversia se amplía por la existencia de graves deformidades craneales en algunos gatitos de líneas norteamericanas. Por ejemplo, algunos tienen dos narices o sólo una mejilla. La mayoría de los gatitos afectados nacen muertos, y los que nacen son eutanasiados inmediatamente. Sin embargo, debido al limitado tamaño de la reserva genética de la raza, ni la Cat Fanciers’ Association (CFA) ni la Asociación Canadiense de Gatos (CCA) exigen la esterilización rutinaria de los reproductores con estos defectos. Esta decisión se deja a la discreción de cada criador.
Las líneas inglesas birmanas no están totalmente libres de estos problemas. Sin embargo, la prevalencia de estos problemas es mucho menor que al otro lado del Atlántico.
Características físicas
El Burmés es un gato de tamaño medio, musculoso y de fuerte estatura, tendiendo a pesar entre 4 y 6 kg.
Las patas son largas y delicadas, con delicados pies ovaladsos. Sobre la cabeza en forma de cuña, con una frente amplia, se asientan unas orejas anchas y de tamaño medio y una nariz recta.
Los grandes ojos son de color amarillo dorado a ámbar y tienen un párpado superior curvado oriental. El pelaje del Burmés, denso y sedoso, tiene un subpelo muy fino, por lo que está pegado al cuerpo.
Oficialmente, se reconocen diez colores de pelaje diferentes, sin que se permita ningún tipo de patrón. El Burmés se presenta en diez colores generalmente reconocidos. Como característica común, todos tienen la llamada coloración de punta, por la que la cara, las orejas, las patas y la cola son más oscuras que el resto del cuerpo. El color de pelaje más común es el marrón nuez.
Variedades:
Como resultado de programas de cría por separado, los Burmeses ingleses son diferentes de los americanos. El europeo tiende a ser más oriental, con un rostro más triangular, mientras que el Gato Burmés americano es rechoncho y redondeado en el cuerpo, cabeza, ojos y pies; con mejillas llenas y con un hocico corto.
Carácter y aptitudes
Los Burmeses son gatos curiosos, enérgicos y cariñosos. Les gusta especialmente jugar y están muy orientados a las personas. No debes dejarlos solos durante mucho tiempo, ya que rápidamente se sienten solos. No en vano, a estos gatos tan cariñosos se les llama «gatos de la gente».
Necesitan un contacto físico estrecho y no pueden prescindir de las caricias diarias. Los simpáticos gatos permanecen activos y atentos hasta la vejez. No muestran ningún temor hacia los extraños y suelen ser bastante «habladores».
¿Gato de exterior o de interior?
El "Gato Burmés" es un animal activo que necesita mucho espacio. No se siente cómodo en un piso estrecho. Para que sean felices, deben tener al menos un balcón seguro o, mejor aún, un jardín vallado. Si las condiciones son buenas, los Burmeses también pueden salir al exterior. El único problema es que estos simpáticos gatos no tienen miedo de los vecinos ni de otros extraños. Por tanto, pueden ser fácilmente víctimas de los «ladrones de gatos».
¿Cuánta actividad necesita el "Gato Burmés"?
Los Burmeses son gatos estupendos para toda la familia. Necesitan mucha actividad y son reacios a estar solos. De hecho, los se consideran tan cariñosos que prefieren venir de vacaciones contigo antes que esperar solos en casa. Si tienes que dejar solo a tu cariñoso gato más a menudo, deberías conseguir un segundo gato para que se mantengan ocupados mutuamente.
Especialmente si los gatos no pueden salir al exterior, debes proporcionarles una ocupación sustitutiva adecuada. Incluso los gatos de exterior no son reacios a jugar regularmente con sus humanos. Con su carácter atento y curioso, al Burmés le encanta jugar y perseguir juguetes. Lo mejor es proporcionar este inteligente gato juegos de ingenio o animarle a buscar y perseguir con golosinas escondidas.
Aseo y alimentación
El pelaje del Gato Burmés es muy fácil de cuidar y no necesita ningún tratamiento especial. Basta con cepillar el sedoso pelaje de vez en cuando para eliminar la suciedad. Esto no sólo garantizará un aspecto bien aseado y sedoso, sino que también le hará un favor a tu gato con caricias adicionales.
Una dieta variada y saludable también contribuye al bienestar del gato.
Comprar un "Gato Burmés"
Antes de comprar un Gato Burmés, debes estar seguro de que puedes dedicarle el tiempo necesario. Los Burmeses están considerados como una de las razas con mayor esperanza de vida. No puedes dejar, a menudo, a este gato solo durante los próximos 12 a 18 años y tendrás que cuidarlo a diario. Si has descubierto a este gato oriental por ti mismo, busca un criador de confianza. En la actualidad no existe ningún club de cría independiente para la raza y tendrás que recurrir a los criadores aficionados. Cuando elijas un gatito, asegúrate de que tanto los gatitos como los padres parecen sanos.
El precio de un "Gato Burmés" oscila entre 800 y 1300 euros.
Valoraciones del "Gato Burmés"
Es importante la convivencia que vas a tener con tu nuevo amigo. Antes de plantearte la adquisición de un gato de la raza "Gato Burmés" debes conocer ciertos factores. Debes tener en cuenta su carácter, su necesidad de ejercicio, su interacción con otras mascotas, sus cuidados y si tienes niños pequeños, su nivel de tolerancia hacia ellos.
Alegría5,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Nivel de actividad4,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Amabilidad con otras mascotas3,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Amabilidad con los niños3,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Requisitos de aseo1,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Vocalidad4,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Necesidad de atención4,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Afecto hacia sus dueños5,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Docilidad1,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Inteligencia4,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Independencia2,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Robustez3,0 de 5 estrellas (basado en 1 reseña)
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Videos del "Gato Burmés"
Cat Who Lives On A Boat Loves Visiting New Places – MISS RIGBY | The Dodo
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Gato Burmés – Características, Comportamiento y Origen
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